miércoles, 7 de noviembre de 2007

¿Es verdad que dignifica?

Lo que más me gusta de cierto género de diccionarios es que la posibilidad de transitarlos según un recorrido tradicional, de principio a fin, resulta a veces más interesante que la lógica de lectura que propone su estructura. No hace falta que recuerde lo que leí en el párrafo anterior porque, en cada nuevo párrafo, el contrato se reanuda, y la historia vuelve a empezar. A su vez, entre lo que recuerdo de la definición de cada término, formo una asociación de ideas, que nada tiene que ver con la asociación evidente, de contigüidad de palabras según sucesión por orden alfabético.

Otro efecto posible de la desobediencia del contrato con los glosarios, es la sorpresa. Leyendo un diccionario de lunfardo (del abogado criminalista Antonio Dellepiane, impreso en Argentina por Compañía General Fabril Editora S.A., en 1967), me encontré con la definición de trabajar y trabajo, palabras que no hubiera consultado por sí mismas.

Trabajar. a. Robar, en el sentido más amplio y general de la palabra.
Trabajo. m. Robo, genéricamente; la acción y efecto de trabajar, robar.

Tras la enunciación general, el diccionario enumera con suma precisión cada categoría de esta singular tipología. Por curiosidad, busqué el término en otros diccionarios de lunfardo. Todas las definiciones referían al acto de robar, según el sentido dado por el argot rioplatense, pero ninguna mete al lector tan de lleno en la jurisdicción del hampa. Transcribo algunas de ellas.

Trabajo de biaba: asalto, robo efectuado en la vía pública, con intimidación o con violencia en las personas.

Trabajo de caramayola: se dice del anterior, cuando se acogota a la persona asaltada, para impedir que pida auxilio. A este efecto suele taparse la boca de la víctima con un pañuelo al cual se le ha dado la forma de una pelota (caramayola). De ahí el nombre del trabajo.

Trabajo de descuido: sustracción en que el ladrón se introduce furtivamente en las casas, aprovechando una distracción del portero o de la familia o sirvientes. Suele verificarse en las horas de comer.

Trabajo de escrusho: robo en que el ladrón penetra en una casa, en ausencia de sus habitantes, por hallarse éstos de paseo, de visita, en el teatro, en la iglesia, en el campo, etc. No debe confundirse el escrusho con el descuido, con el espiante, ni con la punga de madrugada.

Trabajo de espiante: robo practicado en los negocios. El ladrón entra con el pretexto de comprar algo, y, aprovechando una distracción del comerciante, oculta un objeto cualquiera de los que se ponen de muestra.

Trabajo de punga: sustracción de objetos del bolsillo de una persona. En la punga de atrás, el ladrón se coloca delante de la víctima y de espaldas a ella y opera con una mano, valiéndose de la izquierda para desabotonar (desempaquetar, dejar o poner en punga) y de la derecha o de la izquierda, según que el objeto se halle a la izquierda o a la derecha, para tirar la punga. En la punga de costado, el ladrón se halla al lado de la víctima y oculta la mano durante la operación, o bien debajo del brazo opuesto, o bien debajo del saco (fingiendo tener la mano en el bolsillo del pantalón). En la punga de encuentro, o de pasada, el ladrón tira la punga, al pasar delante de la víctima. En todas las clases de punga descritas, que son las principales, el punguista va acompañado de uno o más ayudantes (grupos, esparos), que tienen por misión distraer a la víctima, incomodándola o llamándole la atención de cualquier manera. Es menester no confundir la punga simple con la punga de madrugada, que es el robo practicado en las casas, entrando en éstas de noche y durante el sueño de sus moradores. Este trabajo, que es sin duda el que requiere mayor coraje, resolución y serenidad en el ladrón, se efectúa regularmente entre la una y las tres de la madrugada, con preferencia durante la estación estival, en la que la gente, sofocada por el calor, suele dormir con las puertas y ventanas abiertas.

Trabajo de tocomocho: estafa por medio de un billete de lotería, aparentemente premiado con una gruesa cantidad, que se le vende a un otario. El billete se llama el tocomocho y el extracto, falsificado al efecto, toma el nombre de pampa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen trabajo.

Francisco Laborda dijo...

Hola Ceci!
Excelente Post!!
Mis felicitaciones al trío dinámico por el blog también!

Anónimo dijo...

Flor del irupé que interesantes son tus intervenciones en este blog, estoy cautivado

Flor del Irupé dijo...

Gracias Matías, Fran y Anónimo.

Buen trabajo Entretanto pero difícil ;-)
Parece más fácil ser abogado criminalista y escribir un diccionario de lunfardo que practicar con destreza todas las variaciones de la punga simple.

Lola dijo...

...buenísimo!

Carina dijo...

Ceci
Tus trabajos son brillantes
Felicitaciones!