martes, 13 de noviembre de 2007

Un diccionario para el bolsillo del caballero

Si Antonio Dellepiane, autor del diccionario que cité en ¿Es verdad que dignifica?, no hubiera nacido en 1864, hubiera dejado tal vez un comentario en la sección Discusión del artículo sobre lunfardo de la wikipedia.

La enciclopedia libre define el término lunfardo como un argot utilizado en la región del Río de la Plata (Argentina y Uruguay) y atribuye su origen al lenguaje carcelario de los presos, usado con el fin de que los guardias no los entiendan.

Pero, para Dellepiane, la hipótesis de que las jergas criminales surgen ante la necesidad de rehuir las investigaciones policiales y de comunicarse en presencia de la víctima sin ser comprendidos por ésta, no resiste el análisis.

Sostiene que es inapropiado afirmar que los delincuentes utilizan el argot delante de sus víctimas o de la policía ya que, en tales casos, hacen uso de la mímica, que no despierta sospecha alguna y que pasa inadvertida para aquellos de quienes tienen interés en ocultarse. Agrega además, que de ser cierta la hipótesis que refuta, los criminales no darían al argot la publicidad que le dan (La abundancia de términos pertenecientes al lunfardo en las letras de tango es el mejor ejemplo).

El argot – dice - es un tecnicismo profesional. Si toda corporación de individuos que tienen los mismos hábitos o se proponen los mismos fines, tiende a formar una jerga propia, que vincula a sus miembros con lazos de solidaridad, “…¿Qué tiene, pues, de extraño, que los criminales reincidentes, que aquellos que han hecho del delito su profesión habitual y constituyen a la manera de una gran familia o de una corporación gremial, tenga a su vez, el suyo?...”.

Las ideas que expresa el lunfardo como los objetos que nombra están relacionados con el ejercicio de la profesión de delincuente, son consecuencia de las necesidades del gremio y les dan respuesta.

Para ejemplificar su argumento, Dellepiane enumera una clasificación que, al final de cuentas, fue lo que más me gustó: “…Así, al ladrón, y solamente al ladrón, puede ocurrírsele dar un nombre especial a cada uno de los bolsillos del traje masculino; en lo cual nuestro argot aventaja a la misma lengua ordinaria que no ha pensado jamás en establecer semejantes distinciones…”.

Cabalete: bolsillo en general
Grillo: bolsillo lateral del pantalón
Grillo de espiante: bolsillo trasero del pantalón
Grillo de camisulín: bolsillo del chaleco
Shuca: bolsillo lateral del saco
Sotala o sotana: bolsillo interior del saco, jaquet o levita
Media luna: bolsillo exterior del saco, donde suele llevarse el pañuelo

Contrariamente a lo que dice Dellepiane, se me ocurre que estas distinciones pueden importarle también a un sastre. Y a un sastre que sea, además, punga, le interesarán doblemente. Pero no me topé todavía con ningún diccionario de sastrería.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

es evidente que toda profesion tiene su jerga che... ahora la de los abogados parece mas sencilla que la de los punga, aunque por supuesto se requiere menos destreza y creatividad Muy buen post

Anónimo dijo...

es evidente que toda profesion tiene su jerga che... ahora la de los abogados parece mas sencilla que la de los punga, aunque por supuesto se requiere menos destreza y creatividad Muy buen post

(perdon se posteo en anonimo el anterior)

Anónimo dijo...

Florcita, me parece demasiado interesante tu artículo como para que los sucriba alguien del mundo vegetal. Yo que tú cambiaría la firma y pondría algo tan contundente como tu comentario. Besos. Torero de Buenos Aires

Anónimo dijo...

Florcita, me parece demasiado interesante tu artículo como para que lo sucriba alguien del mundo vegetal. Yo que tú cambiaría la firma y pondría algo tan contundente como tu comentario. Besos. Torero de Buenos Aires

Anónimo dijo...

Gracias por tu aporte Torero de Buenos Aires. Pensé en usar como usuario "spaghetti con salsa bolognesa" o "guiso de lentejas" (bien contundentes), pero Flor del Irupé tiene más glamour :-)